ONU RECONOCE EL AVANCE DIPLOMÁTICO DE MARRUECOS HACIA UNA SOLUCIÓN REALISTA EN EL SÁHARA
La reciente intervención de Staffan de Mistura, Enviado Personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara, ante el Consejo de Seguridad el 14 de abril de 2025, marca un punto de inflexión en el tratamiento internacional del conflicto regional. Más allá del lenguaje diplomático habitual, el informe reconoce —implícita pero claramente— el giro positivo que ha tomado el proceso gracias a la creciente implicación de actores internacionales clave, como Estados Unidos y Francia, en favor de una solución política basada en la propuesta marroquí de autonomía.
Entre los acontecimientos más significativos, De Mistura destaca la visita del ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, a Washington el pasado 8 de abril. En ese contexto, el Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, reafirmó el apoyo de su país a una autonomía genuina como base para una solución mutuamente aceptable al conflicto. El propio De Mistura subraya que este respaldo vino acompañado de la voluntad expresa de Estados Unidos de facilitar activamente los avances hacia una resolución definitiva. Así, se confirma que la postura adoptada por la administración Trump en 2020 no solo se mantiene firme, sino que se refuerza bajo la actual administración, consolidando la posición de Marruecos como único actor con una propuesta seria, realista y viable.
El enviado personal también menciona como señal alentadora la visita a Argel del ministro de Europa y de Asuntos Exteriores de la República Francesa, Jean-Noël Barrot, enmarcada en un contacto directo entre los presidentes Macron y Tebboune. Aunque en dicho encuentro no se abordó explícitamente la cuestión del Sáhara, De Mistura interpreta esta iniciativa como un gesto diplomático destinado a rebajar tensiones en la región. Sin embargo, advierte que las relaciones entre Marruecos y Argelia continúan bloqueadas, sin señales de mejora, lo cual dificulta los esfuerzos de desescalada que Naciones Unidas intenta promover.
El mensaje de fondo no escapa a nadie: Marruecos avanza diplomáticamente, mientras Argelia —principal sostén del Frente Polisario— se mantiene en una postura rígida y cada vez más aislada. Lejos de contribuir a una solución política, el régimen argelino persiste en su estrategia de confrontación, cierre de fronteras y carrera armamentística, en un contexto regional crecientemente volátil. El propio De Mistura alerta sobre los riesgos reales que esta situación representa para la estabilidad del norte de África.
En su informe, el Enviado Personal dedica especial atención al concepto de autonomía genuina y al imperativo de alcanzar una solución mutuamente aceptable, dejando claro que cualquier desenlace político debe construirse sobre bases realistas. Este enfoque choca frontalmente con las posiciones maximalistas y desfasadas que el Polisario continúa defendiendo, con respaldo político y logístico de Argelia.
Incluso al abordar los aspectos humanitarios, como la situación de los refugiados saharauis en los campamentos de Tinduf, el informe evidencia la falta de soluciones estructurales. Las quejas por la reducción de raciones alimentarias, el agotamiento emocional de los jóvenes nacidos en esos campamentos y la ausencia de perspectivas reales reflejan el estancamiento de un modelo fallido de instrumentalización prolongada de esa población.
Uno de los momentos más conmovedores del informe lo protagoniza una joven refugiada que expresó su desesperanza ante De Mistura: “Cuando muera, no quiero que me entierren aquí. Quiero ver mi tierra y que me entierren allí”. Esa voz representa a miles de saharauis atrapados por un conflicto artificial, convertidos en rehenes de agendas ajenas a sus verdaderas aspiraciones. Frente a ello, Marruecos ha presentado una solución moderna, respetuosa de la unidad nacional, abierta al diálogo y al desarrollo regional compartido.
En su conclusión, Staffan de Mistura recuerda que 2025 marca 50 años de la inscripción del Sáhara en la agenda de Naciones Unidas, y afirma que los próximos meses podrían abrir un nuevo ciclo de resolución política. Marruecos, con el respaldo de actores globales determinantes, ya ha dado los pasos necesarios. Ahora, corresponde al Consejo de Seguridad traducir estas señales diplomáticas en una hoja de ruta concreta hacia una paz duradera.